CONTEXTO HISTORICO
Desde 1518, los protestantes alemanes venían reclamando
la convocatoria de un concilio alemán, y el emperador Carlos
I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico intentaba cerrar las
diferencias entre católicos y reformistas para poder hacer frente a la amenaza
turca. En la Dieta de
Worms (1521) se intentó zanjar las disputas, pero sin éxito: Martín Lutero (a quien
Carlos V permitió que fuera convocado a dicha Dieta) acusó a Roma de ejercer la
tiranía, y el Emperador se comprometió por escrito a defender la fe católica
incluso con las armas. En las Dietas posteriores, los príncipes alemanes, tanto
protestantes como católicos, continuaron insistiendo en un concilio.
En vista de la situación hubo grandes presiones del
emperador sobre el Papa Clemente
VII para que lo convocara, a lo que éste se resistía. Al cabo de un
tiempo, en 1529, Clemente VII se comprometió a ello, pero la oposición del
legado papal en la Dieta
de Augsburgo de 1530 retrasó de nuevo el proyecto. Sin embargo, el
principal responsable de que no se llegara a convocar fue la férrea oposición
del rey Francisco
I de Francia, ya que para que el concilio tuviese éxito era
necesaria la aprobación de la mayoría de los monarcas.
El espíritu e idea del concilio, fue plasmada por la
gestión de los jesuitas, Diego
Laínez, Alfonso
Salmerón y Francisco Torres.
La filosofía le fue inspirada por Cardillo de Villalpando y las normas prácticas, sobre
sanciones de conductas, tuvieron como exponente principal al obispo de Granada,
Pedro Guerrero.
Se impuso, en contra de la opinión protestante, la
necesidad de la existencia mediadora de la iglesia, como Cuerpo de Cristo, para
lograr la salvación del hombre, reafirmando la jerarquía eclesiástica, siendo
el Papa la máxima autoridad de la iglesia. Se ordenó, como obligación de los
párrocos, predicar los domingos y días de fiestas religiosas, e impartir
catequesis a los niños. Además debían registrar los nacimientos, matrimonios y
fallecimientos.
Reafirmaron la validez de los siete sacramentos, y la
necesidad de la conjunción de la fe y las obras, sumadas a la influencia de la
gracia divina, para lograr la salvación, restando crédito a Lutero que sostenía que el hombre se
salva por la fe y no por las obras que realizase. También se opuso a la tesis
de la predestinación de Calvino,
quien aseguró que el hombre está predestinado a su salvación o condena. En
refutación a esa idea, la iglesia sostuvo que el hombre puede realizar obras
buenas ya que el pecado original no destruye la naturaleza humana, sino que
solamente la daña.
Se reinstauró la práctica de la Inquisición que había
surgido en el siglo XIII,
para depurar a Francia de los herejes albigenses. Ya restablecida
en España desde el año 1478, se propagó por varios países europeos
bajo la denominación de Santo Oficio, que usó la tortura para obtener
confesiones. Si ese método no daba los resultados esperados, de arrepentimiento
del hereje, éste quedaba en manos del poder civil, que lo condenaba
generalmente a la muerte en la hoguera. El protestantismo debió soportar la
Inquisición en varios estados, pero fue principalmente efectivo en España, Italia y Portugal.
También se creó el Índice, en 1557, por el cual se estableció una censura
contra la publicación de pensamientos que pudieran ser contrarios a la fe
católica, y se quemaron muchos libros considerados heréticos.
LA JUSTIFICACION SEGÚN TRENTO
Ya que un análisis de cada uno de los temas desarrollados
en Trento llevaría un metodo mas extenso de cada uno de las decisiones,
trataremos hoy en una comparación teológica de la justificación entre Trento y las confesiones mas importantes de la Reforma Protestante. Empezaremos en la Seccion Seis, capítulos 3 al 8 del concilio de Trento.
El capitulo 3 empieza con la pregunta “Quienes se
justifican por Jesucristo.” A diferencia
del concepto de los Reformadores de la imputación de la justicia de Cristo en
el creyente, declarándole justo, Trento enfatiza que la “justicia de Cristo’ es
conferida por el merito de Cristo y nos “hace justos” (infusión). Es interesante notar que Trento entiende la expiación
de Cristo en forma universal pero aplicable solo a los que se “les comunica los
meritos de la pasión de Cristo.”
CAP. IV ... Esta traslación, o tránsito no se puede lograr, después de promulgado el Evangelio, sin el bautismo, o sin el deseo de él”
El capitulo cuatro, se confirma la idea Católica que el
traslado o transito del estado natural del hombre al estado de gracia es través
del Bautismo o del deseo del hombre, afirmando la doctrina de que la "voluntad
del hombre" (libre albedrio) caído es necesaria para “ser justo” ante Dios.
CAP. V… se dispongan por su gracia, que los excita y ayuda para convertirse a su propia justificación, “
En
el capitulo cinco habla de la preparación del hombre para recibir la
justificación discutida en capitulo 3. Trento especifica que la gracia de Dios
les ayuda a recibir su “propia justificación.” Esto es, que el hombre, segun
Trento, "coopera libremente a la misma gracia que Dios le da," esto se debe
entender que la gracia de Dios es contingente con la capacidad del hombre de
colaborar o cooperar con la gracia de Dios a fin de que obtenga el mismo su “propia
justificación”—esto es lo que se llama la “gracia prevenida,” es decir que el
hombre es “libre” de aceptar la invitacion de Dios a entrar en su “gracia” y
ser asi hechos “justos” por nuestra propia decision.
CAP. VI. Modo de esta preparación.
Dispónense, pues, para la justificación, cuando movidos y ayudados por la gracia divina,"
El
capítulo seis enseña la doctrina que la gracia ayuda al hombre para ser “justificado”
ante Dios, ¿cómo trabaja esto? Segun este
capítulo la gracia de Dios es adquirida por el esfuerzo del hombre cuando este
se arrepiente de sus pecados y comienza a amar a Dios, rechazar sus pecados y
todo esto antes que sea bautizado, y como consecuencia, la gracia entonces es
un proceso que debe de mantenerse por obras.
El capitulo
siete, Trento iguala la santificación y la renovación del hombre interior con
la justificación como requisito de entrada a la “gracia de Dios” en forma “voluntaria,
enfatizando y confirmando la decision del hombre en la recepción de la
justificación.
Las causas de la justificación según Trento son:
1.
La causa final es la Gloria de Dios y de Cristo y la vida
Eterna.
2.
La causa eficiente
es la misericordia de Dios que nos limpia, sella, y unge con el Espiritu Santo
de la promesa que es la garantia de nuestra herencial.
3.
La causa meritoria es su unico y amado Hijo Jesús Cristo
que es el merito para nuestra justificación en su muerte y así satisfacer lal
justicia de Dios por nosotros.
4.
La causa instrumental es el sacramento del bautismo,
siendo el instrumento el sacramento de la fe interesante notar que Trento dice
que sin el sacramento de la fe en conjuncion con el sacramento del bautismo
nadie ha sido alguna vez justificado. Y repite otra vez que recibimos la
infusion de la justificación en nosotros “de acuerdo a nuestra cooperación y
disposición.”
5.
La única causa formal es la justicia de Dios, no la misma
justificación de Jesús, pero la cual que no es dada por Jesus, de acuerdo a la
disposición y cooperación de cada uno.
En capítulo
ocho, trata de explicar el concepto católico de justificación el cual dice que
la fe es el principio de la salvación y el fundamento de la justificación sin
la cual es imposible agradar a Dios.
En
capitulo nueve, Trento afirma que la justificación es un acto diario con buenas
obras: “para justificarse y santificarse, mediante la observancia de los mandamientos
de Dios, y de la Iglesia, crecen en la misma santidad que por la gracia de
Cristo han recibido, y cooperando la fe con las buenas obras, se justifican
más;”
El
Concilio de Trento interpreta la justificación como una infusion de la gracia
de Dios en nosotros para que podamos cooperar con Dios en nuestra justificacion
y en base a una vida de “buenas obras” podamos seguir justificandonos
diariamente. Esta justificacion es una clase en que Dios nos hace justos con la
justicia de Cristo que el hizo en la cruz del calvario.
LAS CONFESIONES PROTESTANTES
Veamos
ahora la posición Protestante en cuanto a la justificación, utilizaré las seis
confesiones que las diferentes denominaciones Reformadas mas se adhieren, estas
son: las dos formas de unidad: La confesion Belgica de Fe (1561), el catecismo
de Heideberg (1563), the second Helvetica Confesión, y la confesión de
Westminster y los catecismos.:
LA
CONFESION DE BELGICA DE LA FE:
Articulo 22
Sin embargo, no entendemos que sea la fe
misma la que nos justificas, pues ella es solamente un medio por el cual
abrazamos a Cristo, nuestra justicia. Mas Jesucristo, imputándonos todos sus
méritos y las obras santas que El ha hecho por nosotros y en nuestro lugar, es
nuestra justicia; y la fe es un instrumento que nos mantiene con El en la
comunión de todos Sus bienes, los cuales, siendo hechos nuestros, nos son más
que suficientes para la absolución de nuestros pecados.
Articulo 23
que la
bienaventuranza del hombre es que Dios le imputa la justicia sin las obras. Y
este mismo apóstol dice: siendo justificados gratuitamente por su gracia,
mediante la redención que es en Cristo Jesús (Rom. 3 24).
Como vemos en los articulos 22 y 23, la
justificacion no viene de nuestra fe como el concilio de Trento lo estipula,
sino que viene de la aplicacion de los meritos de Cristo en nuestro favor. Y esta
justificacion no depende de las obras humanas sino que es gratuitamente por la
gracia de Dios.
EL CATEQUISMO DE HEIDELBERG
El Catecismo de Heidelberg fue escrito en
1563 por dos jóvenes teólogos: uno que había
sido alumno de Juan
Calvino, y el otro que lo fue de Felipe Melanchton, el
teólogo de Lutero.
Los nombres de los autores son Zacarías Ursino y Gaspar Oleviano. Los catecismos que se hicieron después
emplearon el Catecismo de Heidelberg como modelo. El Catecismo de Heidelberg
consta de un total de 129 preguntas y respuestas.
60. Pregunta: ¿Cómo eres justo ante Dios?
Respuesta: Por la sola verdadera fe en
Jesucristo (a), de tal forma que, aunque mi conciencia me acuse de haber
pecado gravemente contra todos los mandamientos de Dios, no habiendo guardado
jamás ninguno de ellos (b),y estando siempre inclinado a todo mal (c), sin
merecimiento alguno mío (d), sólo por su gracia (e), Dios me imputa y da (f) la
perfeca satisfacción (g), justicia y santidad de Cristo (h) como si no hubiera
yo tenido, ni cometido algún pecado, antes bien como si yo mismo hubiera
cumplido aquella obediencia que Cristo cumplió por mí (i), con tal que yo
abrace estas gracias y beneficios con verdadera fe (j).
61. Pregunta: ¿Por qué afirmas ser justo sólo
por la fe?
Respuesta: No porque agrade a Dios por la
dignidad de mi fe, sino porque sólo la satisfacción, justicia y santidad de
Cristo, son mi propia justicia delante de Dios (a), y que yo no puedo cumplir
de otro modo que por la fe (b).
62. Pregunta: ¿Por qué no pueden
justificarnos ante Dios las buenas obras, aunque sólo sea una parte?
Respuesta: Porque es necesario que aquella
justicia, que ha de aparecer delante del uicio de Dios, sea perfectamente
cumplida y de todo punto conforme a la Ley Divina (a); y nuestras buenas obras,
aun las mejores en esta vida, son imperfectas y contaminadas de pecado (b).
63. Pregunta: Luego, ¿Cómo es posible que
nuestras obras no merezcan nada, si Dios promete remunerarlas en la vida
presente y en la venidera?
Respuesta: Esta remuneración no se da por
merecimiento, sino por gracia (a).
El catequismo de Heidelberg confirma que la justificacion
es por posible por la satisfaccion, justicia y santidad de Cristo y que lo
apropiamos por el instrumento de la fe, la fe no es la fuente de la
justificacion. En la justificacion nuestras obras no son tomadas en cuentas
pues es por gracia.
LA
SEGUNDA CONFESION HELVETICA- 1566
la
confesion Helvetica fue escrita en su mayor parte por Heinrich Bullinger, en
ella, se encuentra la doctrina de la justificacion en forma mejor desarrollada
que expresa el caracter de la Reforma Protestante
Artículo 15
LA VERDADERA JUSTIFICACIÓN DE LOS CREYENTES
¿Qué significa «justificar»?
En su doctrina sobre la justificación
significa para el apóstol Pablo «justificar»; significa el perdón de los pecados, indulto de
culpa y castigo, ser aceptado por gracia y ser declarado justo. A los Romanos
les escribe: «¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica»
(Roma 8.33).
A causa de Cristo somos declarados justos.
Indudablemente, todos nosotros somos
pecadores e impíos por naturaleza y ante el trono de Dios se demostrará nuestra
injusticia y resultaremos condenados a muerte. Pero es igualmente indudable que
ante Dios, nuestro juez, somos declarados justos solamente por la gracia de
Cristo, o sea, indultados de pecados y de muerte, sin que valgan ni los méritos
propios ni la calidad de la persona. Es imposible manifestarlo más claramente
que el apóstol Pablo, cuando dice: «Pues todos pecaron, y están destituidos de
la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, por la
redención que es en Cristo Jesús» (Rom.3:23 y 24).
Justicia imputada
Porque Cristo tomó sobre sí los pecados del
mundo y los ha borrado, satisfaciendo de esta manera la justicia divina.
Únicamente por causa de Cristo, que ha padecido y resucitado. Dios mira
misericordiosamente nuestros pecados y no nos los imputa. Por el contrario, nos
imputa la justicia de Cristo como si fuera la nuestra propia: Así, no somos
solamente lavados, purificados o santos, sino que también somos hombres que han
recibido, además, la justicia de Cristo (2 Cor. 5:19 sgs.; Rom. 4:25). Por
consiguiente, somos indultados de los pecados, la muerte y la condenación y
somos justos y herederos de la vida eterna. En realidad, pues, sólo Dios nos declara justos y lo hace, por cierto, a causa de Cristo en
tanto no nos imputa los pecados, sino la justicia de Cristo.
Justificación sólo por la fe.
Dado que recibimos esa justificación no en
virtud de estas o aquellas buenas obras, sino únicamente por lo fe en la
misericordia de Dios y en Cristo, enseñamos y creemos juntamente con el apóstol
que el hombre pecador es justificado sólo por la fe en Cristo, pero no por la
Ley o por algunas obras. Pues el apóstol dice: «Así, llegamos a la conclusión
de que el hombre es justificado por la fe sin las obras de la Ley (Rom. 3:28).
Aún más: «Si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse;
pero no ante Dios. Porque ¿qué dice la Escritura?: Y creyó Abraham a Dios y le
fue imputado como justicia... Mas al que no obra, pero cree en Aquél que
justifica al impío, la fe le es contada por justicia» (Rom. 4:2; Gen.
15:6). Y a continuación: «Porque por gracia sois salvos por la fe; y esto no se
debe a vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe»
(Ef. 2:8 - 9).
Como
vemos la confesion Helvetica de 1556 es
una de las mas completas que enfatiza la justificacion como la imputacion o
aplicacion de la Justicia de Cristo en los elegidos por fe, sin las obras de la
ley. Tambien es en esta confesion que Bullinger poner la justificacion dentro
del contexto de la teologia federal o pactual.
LA
CONFESION DE WESTMINSTER: 1647
La
confesion de Westminster es la mas complete confesion Reformada que fue
formulada 80 años despues que la confesion Helvetica, aqui se enfatiza la
diferencia entre “infusion” ( concepto catolico) y la imputacion de la justicia
de Cristo en los creyentes.
CAPITULO 11: DE LA JUSTIFICACION
I. A los que Dios llama de una manera eficaz,
también justifica gratuitamente, (1) no infundiendo justicia en ellos sino
perdonándolos sus pecados, y contando y aceptando sus personas como justas; no
por algo obrado en ellos o hecho por ellos, sino solamente por causa de Cristo;
no por imputarles la fe misma, ni el acto de creer, ni alguna otra obediencia
evangélica como su justicia, sino imputándoles la obediencia y satisfacción de
Cristo (2) y ellos por la fe, le reciben y descansan en él y en su justicia.
Esta fe no la tienen de ellos mismos. Es un donde e Dios. (3)
La confesion
de Westminster define la fe como el instrumento de justificacion y no la fuente
de ella:
II.
La fe, que así recibe a Cristo y descansa en Él y en su justicia, es el único
instrumento de justificación; (1) aunque
no está sola en la persona justificada, sino que siempre va acompañada por
todas las otras gracias salvadoras, y no es fe muerta, sino que obra por amor.
(2)
La
justificacion es para los elegidos en Cristo Jesús cuando la justicia de Cristo
se imputa a los elegidos por el Espiritu Santo a su debido tiempo:
IV.
Desde la eternidad, Dios decretó justificar a todos los elegidos; (1) y en el
cumplimiento del tiempo, Cristo murió por sus pecados, y resucitó para su
justificación. (2) Sin embargo, ellos no son justificados sino hasta que Cristo
les es realmente aplicado, por el Espíritu Santo, en el debido tiempo.
A diferencia
de Trento, la justificacion de los creyentes bajo el Antiguo Testamento era una
sola y la misma con la justificacion en el Nuevo Testamento.
3. "La
justificación de los creyentes bajo el Antiguo Testamento era, en todos estos
respectos, una y la misma con la justificación de los creyentes bajo el Nuevo
Testamento"
EL CATECISMO MAYOR DE WESTMINSTER 1643
P.
70. ¿Qué es la justificación?
R.
La justificación es un acto de la libre gracia de Dios para con los pecadores, por el cual él perdona todos sus pecados, acepta y estima sus personas como
justas a su vista, a) y esto no por alguna cosa hecha en ellos o por ellos, b)
sino solamente por la obediencia perfecta y satisfacción plena que dio Cristo.
que Dios les imputa, c) y que reciben por la fe únicamente.
P.
71. ¿Cómo es la justificación un acto de la libre gracia de Dios?
R.
Aunque Cristo, por su obediencia y muerte satisfizo propia, real y plenamente a
la justicia de Dios en representación de los que son justificados, e) sin
embargo. puesto que aceptó la satisfacción dada por un fiador, que podía haber
demandado por ellos, y habiendo provisto a este mismo fiador, a su único Hijo,
f) imputando la justicia de este a ellos g) sin exigir para su justificación
mas que la fe, h) la cual también es un don, i) esta justificación por lo tanto
es para ellos concedida por la libre gracia.
P.
72. ¿Cómo es la fe que justifica?
R.
La fe que justifica es una gracia salvadora, l) operada en el corazón del
pecador por el Espíritu ll) y palabra de Dios, m) por la que aquél siendo
convencido de su pecado y miseria, de la incapacidad en sí y en otras criaturas
para libertarse de su estado de perdición, n) no solamente acepta la verdad de
la promesa del evangelio, ñ) sino también recibe a Cristo y descansa en él y en
su justicia ofrecida a él para perdón de pecado, o) y para la aceptación y
estimación de su persona como justa delante de Dios para salvación. p)
P.
73. ¿Cómo justifica la fe a un pecador delante de Dios?
R.
La fe justifica a un pecador delante de Dios no por causa de las otras gracias
que la acompañan o por las buenas obras que son el fruto de ella, q) ni como si
la gracia de la fe algún acto de ella fuese imputado para justificación, r)
sino solamente como un instrumento por e1 cual el pecador recibe a Cristo y se
aprovecha de éste y de su justicia.
LA
CONFESION MENOR DE WESTMINSTER
P.
33. ¿Qué es la justificación?
R.
La justificación es un acto de la libre gracia de Dios, por el cual él perdona
todos nuestros pecados y nos acepta como justos delante de él: mas esto
solamente en virtud de la justicia de Cristo, la cual nos es imputada, y que
recibimos por la fe únicamente. Ef. 1:7; II Cor. 5:21; Ro. 3:24; 4:6; 5:18;
Gálatas 2:16.
CONCLUSION
Trento
fue una respuesta eclesiástica, politica y teológica al avanze de la Reforma
Protestante. Roma uso sus mejores
teólogos, la mayoria Jesuita para contener la revolución Protestante que sacudió Europa, no solo
teologicamente, pero social y politicamente y hasta economicamente.
Como
han podido ver, Roma entiende la justificación como un compromiso entre Dios y
el hombre, y que la justificación es una infusion en el hombre que el creyente
debe de apropiarlo por buenas obras, lease "cooperación." Trento considera la fe como el origen de
la justificación entre otras causa delineadas.
Aunque
Roma reconoce que la gracia juega un rol importante en la justificación y que
esta es posible gracias al sacrificio meritorio de Cristo en la cruz, tambien
añade que es “progresivo” en contingencia con las “obras” del cristiano: “la fe
que obra en amor.”
Los
reformadores, como hemos visto, afirman que la fe es solo un instrumento para
para la salvación y que es al mismo tiempo un don de Dios. La justificación es
pues, no una “infusion,” sin un acto de Dios en el cual el declara “justo” a
sus elegidos por el merito de Cristo en
la cruz del calvario, y esto es por fe solamente y no por obras.
SOLI DEO GLORIA
Caesar Arevalo